Sistema Político, ¿qué es?

Sistema político[1]

 

Primero comenzaremos con el concepto de sistema. Para el teórico estructuralista Lévi-Strauss, un sistema es “un conjunto de elementos interdependientes, es decir, unidos entre sí por  tales relaciones que, si una de ellas queda modificada, las demás lo quedan asimismo y, por consiguiente, todo el conjunto queda transformado”.[2] Es importante hacer notar que para Lévi-Strauss la transformación, modificación o cambio a cualquier elemento de un sistema o subsistema, afecta a todas las demás partes. La razón de lo antes dicho, se debe a la interrelación mutua que se guarda entre ellos y si estos elementos están solidamente acoplados el sistema que conforman se hallará muy organizado, pero cuando sucede lo contrario se encontrará en un caos y poco cohesionado.


Aunque cabe mencionar que este concepto ha sido rebasado por otros estudios teóricos, ya que los cambios a los que está sujeto un sistema puede deberse a causas internas o externas, es decir a cambios endógenos o exógenos. Además, no necesariamente los elementos de un sistema o subsistema deben estar significativamente relacionados. Sucede que los cambios internos de un sistema se deben en ocasiones a la relativa funcionalidad o disfuncionalidad de sus componentes y esto ocasiona su integración o disgregación.

 

De acuerdo a Casanova[3] los cambios a que está sujeto el sistema pueden tener consecuencias de integración o disgregación de sus componentes. Cuando los cambios sólo afectan al sistema en su composición interna (cambios intrasistémicos), la integración conduce a la unificación del sistema que se da en un proceso de diferenciación (desarrollo) o de simplificación (reducción) de sus componentes; la disgregación en cambio, produce la segmentación del sistema en unidades similares o diferenciadas. Cuando, por el contrario, los cambios afectan al sistema en sus interrelaciones con otros sistemas (cambios intersistémicos), la integración conduce a la fusión del sistema con los otros; la disgregación, en cambio, produce la disolución del sistema en un subsistema.

 

Ahora bien, los cambios exógenos de un sistema se producen fuera del sistema, ya sea por influjo de otros sistemas con los que  se halla en interacción; o por necesidades  funcionales del sistema mayor del que forma parte. Y en ese sentido los cambios del sistema pueden ser sincrónicos o asincrónicos y de acuerdo a Casanova, los cambios sincrónicos ocurren en el tiempo preciso en que la funcionalidad del sistema los requiere y los cambios asincrónicos pueden ocurrir fuera de tiempo, ya sea anticipándose o retrasándose. Además, los cambios asincrónicos pueden convertir elementos funcionales en disfuncionales para el sistema y, aunque rara, también existe la posibilidad inversa, es decir, que elementos disfuncionales se vuelvan funcionales. Los cambios sincrónicos, por su parte, refuerzan el carácter funcional o disfuncional de los componentes del sistema.

 

Por otra parte, ya definido lo que es sistema, se procede a definir a un sistema político como "el conjunto de pautas de interacción por medio de las cuales se asignan valores en una sociedad, y que las más de las veces los integrantes de una sociedad aceptan en su mayor parte esas asignaciones como autoritarias".[4] O bien, como "al conjunto de instituciones, organizaciones y procesos políticos que, caracterizados por un cierto grado de interdependencia, rigen y conforman la vida política de una determinada comunidad".[5]

 

Para Casanova “el sistema político es el conjunto de elementos interactuantes para el ejercicio del poder dentro de sistemas más amplios que son: la sociedad en el conjunto dentro de la cual se halla inmerso y el orden internacional. Es decir, es el conjunto de los procesos de decisión que conciernen a la totalidad de una sociedad global. O bien, es un subsistema especializado del sistema social. Su especialización consiste en la regulación del ejercicio del poder político”.[6]

 

Casanova también menciona que el sistema político está compuesto por elementos estructurales y elementos funcionales o procesuales.[7] Los elementos estructurales son:

a)         Las instituciones y subestructuras políticas; que no son conjuntos de individuos, sino pautas de conducta (roles). Las diversas instituciones del gobierno, los partidos políticos y los grupos de presión son algunos de los componentes estructurales del sistema político.

b)         La cultura política es el segundo elemento estructural. Es el aspecto subjetivo que subyace en la acción política y le otorga significado. Más adelante hay un apartado en donde se explica detalladamente.

c)          Los actores políticos constituyen el tercer elemento estructural del sistema. Son los individuos que desempeñan, conforme a la cultura política y la estructura del sistema, los roles políticos. Los actores políticos pueden agruparse en tres categorías: en dirigentes, instrumentadores y seguidores.  

La distribución cuantitativa, de los tipos de actores políticos, en todo sistema sin excepción, presenta una imagen piramidal cuya base está representada por los seguidores. Según la posición que los actores guardan en el sistema respecto al poder político, pueden ejercerlo o aspirar a él. Esta consideración conduce a una subclasificación de los actores políticos. Los dirigentes, así, o son gobernantes o son pretendientes, según ejerzan o no el poder político; los instrumentadores, a su vez, o son funcionarios o son militantes, según el caso. Finalmente, la gran masa de seguidores se compone de: a) partidarios de los gobernantes, b) partidarios de los pretendientes y, por lo mismo, opositores a los gobernantes y, c) indiferentes o pasivos.

 

Ahora bien, los elementos funcionales o procesuales del sistema político, que no es otra cosa más que las capacidades,[8] son las siguientes:

a)          Las capacidades funcionales del sistema; son de dos clases: las funciones internas (nacionales) que se ejecutan dentro de la sociedad nacional y las funciones externas (internacionales) que se ejecutan fuera de la sociedad nacional, en el exterior. A su vez, cada una se clasifica en cinco capacidades:

1)          Capacidad extractiva; que se refiere a la capacidad del sistema para extraer recursos materiales humanos tanto del interior del país como del exterior con los que puede ampliar las posibilidades de lograr los distintos fines del sistema y la sociedad.

2)          Capacidad regulativa; se refiere al control de la conducta humana por medio de la coacción legítima. La capacidad internacional de regulación del sistema político es “la medida en que un sistema penetra en otro y controla su política”.

3)          Capacidad distributiva; es aquella de que el sistema dispone para asignar o distribuir bienes, servicios, honores y oportunidades de todo tipo a los individuos y grupos que integran la sociedad. A nivel internacional, la capacidad distributiva se expresa en subsidios, préstamos, asistencia técnica, etc.

4)          Capacidad simbólica; se refiere a la medida en que el sistema es capaz de afirmar sus valores y símbolos nacionales, y a la medida en que éstos son captados e internacionalizados por la comunidad política para crear o ampliar el consenso. A nivel internacional, es la magnitud de “la eficacia de la circulación de símbolos, imágenes, declaraciones políticas y otros elementos similares, de un país a otro”.

5)          Capacidad de respuesta;[9] esta está determinada por la relación entre insumos (entradas) y productos. En otras palabras, la capacidad de respuesta que tiene el sistema ante las demandas internas y externas.

b)          Los procesos de conversión de demandas; son los mecanismos mediante los cuales “el sistema transforma los insumos y productos”. Este proceso de conversión  tiene un doble aspecto: 1) las operaciones utilizadas para elaborar y formular las demandas a las autoridades y; 2) los mecanismos por los cuales las demandas serán atendidas por las autoridades.

Los procesos de conversión del sistema políticos se pueden agrupar en seis categorías:

1)    Articulación de intereses; Almond y Powell[10] definen la articulación como el “proceso por el cual los individuos y grupos plantean demandas a quienes están encargados de tomar las decisiones”.[11]

2)     Combinación o agrupación de intereses; es el proceso mediante el cual diversas demandas son transformadas en una general que es atendible por medio de una decisión política también general.[12]

3)  Elaboración de reglas; los patrones básicos para la elaboración de reglas son la tradición y la costumbre (Derecho Consuetudinario) y las normas que racionalmente se plasman en textos escritos (Derecho Positivo) y que su aplicación puede reglamentar a toda la sociedad (legislación general) o sólo a ciertos grupos o sectores de ella (legislación específica).

4)          Aplicación de reglas; es la función ejecutiva del gobierno en todos los sistemas políticos, sin excepción, está monopolizada por la burocracia o cuadro administrativo.[13]

5)     Adjudicación de reglas; esto consiste en la decisión legal sobre si la ley ha sido o no transgredida en casos particulares; es la interpretación y adaptación de los preceptos jurídicos a los individuos o grupos particulares.

6)     Comunicación; es el proceso mediante el cual se emite un mensaje que es captado e interpretado por quien lo recibe, es el proceso que permite la transmisión de todo tipo de conocimientos, valores, viviendas, etc. Es uno de los prerrequisitos funcionales básicos para el establecimiento de la relación social primaria, si no es que  es el más importante. Su papel relevante es la ampliación o reducción de las capacidades y procesos de conversión del sistema, además de su influjo sobre la cultura y la socialización política.[14]

c)     Las funciones de automantenimiento y adaptación del sistema. La socialización política es la más importante de las funciones de automantenimiento y adaptación a las nuevas condiciones históricas y sociales que se le plantean al sistema político. El reclutamiento de actores políticos, estrechamente vinculado al proceso de socialización, es la otra de estas funciones. Mediante la realización de ambas se garantiza la permanencia del sistema, sin embargo la permanencia no se debe entender como algo estático porque siempre hay una constante transformación que permite el equilibrio del sistema, la permanencia es relativa. En este sentido puede observarse un “equilibrio funcional” o “funcionamiento equilibrado” en periodos de tiempo y situaciones especiales específicas. Tal equilibrio funcional es lo que generalmente se concibe como “estabilidad del sistema”.

 

Nosotros concebimos al sistema político como una estructura en donde existe interacción de los órganos de gobierno con la sociedad y donde cada parte cumple una función de acuerdo a ciertas reglas establecidas. Existe sistema sólo si hay vínculo entre varios elementos que conforman un todo y cumplen una función asignada, aunque con el paso del tiempo estos elementos se desvinculen y formen otros subsistemas.

 

En otras palabras, el sistema político es la estructura o complejo de instituciones que organizan a una sociedad y la hacen funcionar de acuerdo a los mecanismos establecidos. Consideramos que solamente analizando la organización de ese conjunto de instituciones y procesos políticos, es como se puede definir la forma de gobierno de un Estado o su régimen político y su orientación política. Esto es muy importante, ya que un sistema político se puede caracterizar por su régimen, aunque cabe mencionar que hay distintos tipos de mecanismos, de organizaciones y estructuras políticas que lo caracterizan y definen.

 



[1] Esta información la podrás encontrar en Morales Lara Bernardo. Tesis: La relación institucional entre el Ejecutivo Federal y la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal de 1996 a 2003. México, FES Acatlán, UNAM, 2006.

[2] Citado por: LAPIERRE, Jean-William. El Análisis de los Sistemas Políticos. Barcelona, Ed., Península, 1976, p. 28.

[3] CASANOVA ALVAREZ, Francisco. Ensayo: El concepto del sistema político. México, UNAM, FES Acatlán, 2001, p. 4.

[4] EASTON, David. Esquema para el análisis político. Buenos Aires, Argentina,  Ed. Amorrortu editores, 1982, p. 138.

[5] AGUIRRE, Pedro (coordinador). Sistemas Políticos y electorales Contemporáneos. México, Ed. IFE, Vol. 9, 2001, p. 11.

[6] CASANOVA ÁLVAREZ, Francisco. Op. cit., pp. 6, 7 y 39.

[7] Ibidem, pp. 8-17.

[8] Estas cinco clases de capacidades del sistema político se hallan estrechamente vinculadas, de manera que se refuerzan unas a otras o la disfuncionalidad de una conlleva a disminuir la funcionalidad de las demás y esto genera cambios estructurales que adecuan las capacidades a la nueva  fisonomía del sistema  para restablecer el equilibrio. Entre los factores más importantes que amplían o restringen las capacidades funcionales del sistema, se encuentran: a) la actitud de los dirigentes; b) la cantidad y diversidad de los recursos materiales disponibles; c) el grado de organización e institucionalización del aparato administrativo; d) los niveles de apoyo y consenso popular, y e) el grado de homogeneidad o heterogeneidad cultural de la sociedad en cuestión. Ibidem, pp. 12-13.

[9] Las respuestas pueden agruparse en los cinco tipos siguientes: I) satisfacción de las demandas particulares planteadas; II) reducción de demandas parciales o particulares a una gran demanda global, a la que se satisface mediante, por ejemplo, una reglamentación general; III) sustitución de satisfactores a las demandas planteadas cuando, por ejemplo, la demanda de mayor participación política se sustituye con un crecimiento económico acelerado; IV) indiferencia del sistema frente a las demandas, y, finalmente V) represión de las demandas insolubles para el sistema. A nivel internacional, la capacidad de respuesta es la relación existente entre los insumos procedentes de otros sistemas políticos en el ámbito internacional y los productos que un determinado sistema introduce en éste último. Ibidem, pp. 12-13.

[10]Ibidem, pp. 12-13.

[11] La articulación de intereses y la formulación de demandas pueden ser: I) manifiestas o latentes; II) específicas o difusas; III) generales o particulares; y, IV instrumentales (negociaciones) o afectivas.

[12] Los tipos o estilos de agrupación o combinación de intereses son: I) la negociación pragmática que implica un compromiso entre las partes, generalmente el gobierno y los grupos o sectores demandantes; II) la orientación hacia valores absolutos que tratan de establecer la solución lógica o teóricamente perfecta para dictar la política general correspondiente; III) el tradicionalismo que se orienta por la experiencia del pasado para sugerir las alternativas políticas del presente y del futuro.

[13] Merle Fainsad ha desarrollado una sugestiva clasificación de las burocracias, según su relación con el flujo del poder político: I) Burocracias representativas; surgen en un marco político altamente competitivo y, a diferencia de los partidos involucrados en la lucha política, logran un consenso popular; II) Burocracias del Estado-Partido; son “subproductos de los regímenes totalitarios y de otros sistemas políticos dominados por un solo partido”; III) Burocracias dominadas por los militares; son uno de los grupos funcionales del sistema –las fuerzas armadas- que se hacen cargo de las funciones administrativas y ejecutivas que desempeña la burocracia civil, sus propósitos pueden ser conservadores o modernizantes y su prioridad es el fortalecimiento de la institución militar; IV) Burocracias dominadas por los gobernantes; son los “instrumentos altamente personales de un gobernante autocrático o de un dictador que ejerce casi el poder absoluto y utiliza el aparato burocrático para proyectar su control e imponer sus propósitos al pueblo que gobierna”; VI) Burocracias gobernantes; el poder es ejercido por un cuadro administrativo de funcionarios civiles aunque puede depositar el poder en un monarca o en algún otro organismo político, pero en realidad es la burocracia la que  toma las decisiones políticas y administrativas fundamentales.

[14] Hay cinco tipos básicos de estructuras de comunicación política: I) contactos informales cara a cara que surgen de manera más o menos independiente de otras estructuras sociales; II) estructuras sociales tradicionales tales como las relaciones familiares o de los grupos religiosos; III) estructuras de producción política como las legislaturas y las burocracias; IV) estructuras del insumo político, por ejemplo los sindicatos, otros grupos de interés similares o los partidos políticos, y V) Medios masivos de comunicación.





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